sábado, 25 de julio de 2009

En el arbitraje, es mejor ser optimista


Cuando en un partido de basquetbol a un árbitro las cosas no le salen bien, tiende a culparse y a creer que todos sus esfuerzos han sido en vano, entonces trata de justificar estas situaciones atribuyéndoselas a su mala suerte, cuando piensa de cierta manera está siendo pesimista; por el contrario, si cree que no le suceden jugadas desafortunadas y que siempre sale airoso de los partidos es optimista. Dichos hábitos de pesimismo y optimismo, son inculcados y aprendidos desde la infancia, sin embargo, siempre se debe procurar por inclinar la balanza hacia el segundo aspecto.

La creencia del pesimista.

El árbitro pesimista cree que las cosas infortunadas que le ocurren se deben a circunstancias permanentes, es decir, considera que es malo por tales situaciones; si le va mal en un partido es porque es "de malas"; permite que un disgusto se refleje, afecte y se extienda a todos los demás aspectos; y si no logra sortear bien determinada acción se queda pensando si fue o no fue y descuida las demás acciones del partido,

La fe del optimista.

Cualquier árbitro siendo optimista puede desenvolverse mejor en todas las situaciones que se le presenten en los partidos, puesto que el pensamiento positivo es mucho más que la fe ciega y su poder para transformar a todo ser humano es ilimitado; los optimistas suelen alcanzar más logros, mayores éxitos y dar mejores resultados; como si fuera poco son menos propensos a deprimirse, se olvidan de lo malo que les sucede y están más atentos a todas las situaciones por eso las cosas le salen siempre bien.

Pensamiento positivo.

El optimismo es una de las características más importantes de un árbitro competente, es un factor crítico para determinar la efectividad y el resultado de su actuación a fin de conseguir un buen rendimiento. Para cultivar el pensamiento positivo en el juzgamiento deportivo, es necesario prepararse para ello ya que este es un hábito que se puede mejorar, este es el estado ideal que permite el vaticinio de un seguro éxito.

Cambie su forma de pensar.

Para cambiar su forma de pensar primero, debe cuestionar los pensamientos negativos, esto conlleva a imaginarse lo peor que le puede pasar dirigiendo un partido, pero también piense lo mejor y después lo que ocurrirá con más probabilidad; segundo, ensaye el papel de triunfador, los árbitros que realizan sus partidos esperando tener éxito, se desempeñan mejor; tercero, reconozca sus méritos, esto significa que las cosas buenas que le ocurren son gracias a su propio esfuerzo y porque tiene aptitudes; y cuarto, fíjese objetivos, es decir, escoja sus propósitos dentro del arbitraje inteligentemente y cerciorase que son los que realmente quiere.

Optimismo da energía.

Poniendo frecuentemente en práctica lo anterior lo hará sentir rebosante de energías y entusiasmo para dar el siguiente paso, ya que esto es lo que distingue y da fuerza a los árbitros optimistas, que tienen preparación y talento, enorgullézcase de lo que hace y de lo que tiene, lo mismo que de sus logros, esto lo hará sentirse una persona valiosa; de esta manera se dará cuenta que en el arbitraje es mejor ser optimista para que las cosas le salgan siempre bien.

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