Prudencia al impartir justicia
El significado clásico de la palabra tolerancia en el arbitraje ha sido “permitir ciertas cosas sin aprobarlas”, pero ¿Qué tipo de cosas se deben permitir? El no respetar las reglas de juego que hacen posible un partido no está incluido en este ítem ya que si algunos no respetan esas reglas comunes, la convivencia se deteriora y el partido no termina. Por ello, quien ejerce la autoridad está obligado a defender el cumplimiento de la normas, a capa y espada, sin embargo, defender una ley o una norma implica casi siempre no tolerar su incumplimiento aunque existan situaciones que hacen aconsejable permitir posiciones flexibles.
Apriete y afloje
Decidir cuándo y cómo conviene ser tolerante en el arbitraje o no es un arte difícil que exige conocer a fondo la situación, evaluar lo que está en juego, sopesar los pros y los contras, anticipar las consecuencias y ahí si tomar la decisión; al no hacerlo se pone en juego el propio prestigio de la autoridad, muchos árbitros interpretan la tolerancia como señal de debilidad. Eso no es cierto, el ejercicio de esta se ha considerado siempre como una manifestación muy difícil de prudencia en el arte de impartir justicia por eso hay que distinguir cuándo hay necesidad de apretar y cuándo aflojar, si responde con violencia, los jugadores responden con violencia, además si el silbato aplica el “ojo por ojo”, lo único que conseguirá serán problemas.
¿Cuándo se debe tolerar algo?
La respuesta genérica es, siempre que de no hacerlo se estime que ha de ser peor el remedio que la enfermedad, se debe permitir cuando se piense que impedirlo provocará un mal mayor. Desde siempre se ha dicho que en los partidos es propio del árbitro competente permitir las transgresiones menores para evitar las mayores, pero la aplicación de este criterio no es nada fácil, pues existen una disyuntiva, por un lado hay que ejercer la tolerancia y por otro, no todo puede tolerarse, lo cual resulta un arduo problema. En los límites entre lo tolerable y lo intolerable, el árbitro juega un papel primordial y no debe consentir ninguna acción que atente contra el espíritu del juego y las buenas costumbres necesarias para conservar el control de un partido; en todo lo que la ley permite, se puede ser flexible.
Formas de tolerancia
En los últimos años en el arbitraje se aprecia la tolerancia de tres formas la primera en el abuso de la palabra, dicen los instructores que el grado de eficacia de un consejo del árbitro está en relación inversa al número de veces que lo repite; la segunda en la intolerancia enmascarada, debajo de muchas exhibiciones de tolerancia se esconde la paradoja del “dime de qué presumes y te diré de qué careces”, muchos árbitros creen que no permitiéndoles nada a los jugadores los van respetar más y van a tener el control siempre; por último, en el deslizamiento de la tolerancia hacia el permisivismo se encuentra la tercera forma, pasearse a los extremos también es malo porque permitir todo es nocivo, dañino y no refleja autoridad.
Ejérzala con prudencia
Por: Jose Borda
Fuente: Revista Arbitros
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